– Nissan fabrica motores casi a mano
Nissan sabe que la calidad es un punto clave en todas las etapas de producción. En el Complejo Industrial de Nissan en Resende, Río de Janeiro, el trabajo de certificación de los motores es uno de los primeros pasos que se lleva a cabo en la fabricación; pues es durante esta fase que se produce el «corazón» del vehículo. El motor es el responsable por el desempeño del auto, por este motivo el control de calidad se realiza con unidades de medida milimétricas.
«Trabajamos con medidas de milésimas de milímetro. Es como tomar un hilo de cabello y dividirlo en ocho partes», ejemplifica el gerente de calidad para la fábrica de motores en Resende, Wanderson Souza.
La primera etapa tiene lugar en el área de partes, donde se realiza la inspección de componentes recibidos de los proveedores. El equipo cuenta con un equipamiento moderno, con tecnología de tres dimensiones que analiza cada parte. Después de las pruebas y mediciones, las partes siguen para la línea de montaje del motor. Hay 35 puestos de trabajo y cuatro portales de verificación de calidad, análisis de elementos como bobina, bujía, actividad motora electrónica y presurización.
Después de finalizar el montaje, 100 % de los motores producidos son analizados en funcionamiento. Estos son conectados y probados con el uso de combustible. Los operadores, que están dentro de las cabinas de prueba, llevan a cabo la inspección de ruido y control de las emisiones de contaminantes como el CO2.
«En esta etapa garantizamos un producto de alta calidad. Nuestra diferencia frente a la competencia es que aquí en Nissan, analizamos a fondo todos los motores producidos. En otros fabricantes es normal que esta prueba se realice al azar», comentó Wanderson.
El proceso, sin embargo, no se detiene allí. Cada mes un muestreo estadístico separa los motores para someterlos a procedimientos más completos, tales como pruebas de rendimiento, de consumo de aceite y durabilidad en larga y corta duración. Después de someterse a una batería de pruebas, los motores son completamente desmontados para comprobar sus componentes y tasas de desgaste.
Trabajo casi artesanal
La obsesión por la calidad está en el ADN de Nissan. El modelo más emblemático de la marca, el Nissan GT-R, es producido en su totalidad por cuatro Takumis, artesanos que dan su nombre a cada uno de los motores que producen para cada «Godzilla», el apodo del icónico súper deportivo de Nissan.
Siguiendo este patrón, los modelos producidos en Resende – el hatchback compacto Nissan March y el sedán compacto Nissan Versa – son analizados por un dúo de inspectores que tiene el papel crucial de garantizar la calidad y la tecnología del motor. Estos inspectores viajaron a Japón a finales del año pasado para obtener su certificación y recibieron el título de » T-Navillers «, lo que significa que, además de expertos en la realización de sus actividades, son capaces de formar, preparar y certificar a otros inspectores.