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– fraude ambiental informado afecta a 11 millones de unidades
– los modelos involucrados serían: Jetta, Bora, Vento, Beetle, Golf, y Audi A3 del 2009 al 2015; y Passat del 2014 y 2015
– además de VW y Audi estos motores se equipan en Skoda, Seat y cualquier unidad de otra marca que los equipe.
Días pasados publicamos una nota que se titulaba GRUPO VOLKSWAGEN – EL MÁS SUSTENTABLE DEL MUNDO .
Era un informe del grupo automotríz que pocos días después tuvo un vuelco por un comentario que hizo el Director Ejecutivo de VW en Estados Unidos, el Señor Michael Horn, con un elocuente “la embarramos”. De acuerdo a lo publicado en Clarín, Mr Horn dijo: “Nuestra compañía fue deshonesta con la EPA (Agencia de Protección Ambiental de EE.UU.) y el comité de Recursos del Aire de California, con todos ustedes (…) la embarramos totalmente”. Esto fué en el marco de un evento en Nueva York la noche del lunes.
Ahora bien, los alcances del anuncio del viernes pasado en Estados Unidos, cuando se informó que Volkswagen y Audi cometieron el delito de fraude ambiental, debiendo llamar a revisión a unos 482.000 autos, ya pasado el día de ayer martes, se transformó en un caso de extrema gravedad y afecta a los mercados automotores de todo el mundo.
Inicialmente se habló de recalls de modelos diesel, fabricados entre 2009 y 2015, tanto de la marca VW como Audi. Concretamente, los modelos Jetta, Beetle, Audi A3 y Golf, del 2009 al 2015, y al Passat, del 2014 y 2015.
En efecto, el casi medio millón de vehículos diesel sujeto a revisión en EEUU ayer se convirtió en 11 millones de unidades en todo el mundo y de dos marcas del Grupo Volkswagen, resulta que el sistema objeto del fraude ambiental está instalado en todas las marcas, es decir que además de en VW y Audi, lo está además en Skoda, Seat y toda otra del Grupo que tenga motores diesel.
Esto toma un tinte más impactante debido a que el Grupo Volkswagen es una corporación símbolo de la industrialización alemana, líder en el mercado automotor germano, y es el constructor de vehículos más importante de Europa. Este último año se consagró como el mayor vendedor en el mundo, por sobre Toyota y General Motors (GM).
La empresa reconoció que 11 millones de autos en todo el mundo podrían estar equipados con el programa trampa que utilizó para engañar a reguladores y usuarios sobre las emisiones contaminantes de sus vehículos diesel.
Anunció que reservará 7.300 millones de dólares en sus cuentas del último trimestre del año para cubrir parte de los costos del escándalo, así como “otros esfuerzos para ganar de nuevo la confianza de nuestros consumidores”, aunque Volkswagen también admitió que esa suma podría ser mayor…
Para entender esta anomalía ya transformada en fraude te comentamos que cuando un vehículo ingresaba a una inspección de EPA, el software del auto detectaba que estaba siendo inspeccionado y reducía el valor de emisiones. Al salir a la calle, el sistema volvía a su funcionamiento normal, aumentando las emisiones. Ojo que lo hacía 40 veces por sobre el valor registrado en el ente regulador.
De acuerdo con análisis internos realizados por VW los modelos afectados presentan “llamativas irregularidades” entre los valores de medición en los test y los registrados en el funcionamiento normal del vehículo, informó la empresa.
Por qué semejante truchada? La principal hipótesis es el ahorro de costos, ya que así no había que retocar el motor para cumplir con los criterios de la normativa ambiental de cada país.
En Europa entró en vigor en septiembre de 2014 y se puso en marcha en el mismo mes de 2015 la llamada Euro 6, normativa que exige que los vehículos diesel no pueden emitir más de 80 mg de óxido de nitrógeno por km (60 mg por km en el caso de los vehículos gasolina), mientras que la anterior, Euro 5, contemplaba unas emisiones de 180 mg/km.
Además, incluye una cuota de emisiones media para toda la gama ofertada de un fabricante, fijada en 130mg/km. Las emisiones combinadas de hidrocarburos y óxidos de nitrógeno deben reducirse a 170 mg/km, frente a los 230 mg/km de la normativa anterior (Euro 5).
Para cumplir con la normativa en cuanto a las emisiones de óxido nitrógeno, los fabricantes tienen dos opciones: un catalizador acumulador de NOx (óxido de nitrógeno) o un catalizador SCR con depósito de aditivo AdBlue. O hacer trampa, el camino que siguió el Grupo Volkswagen.