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– publicado en Ámbito Financiero
– rebajarían impuestos internos para autos
“Volver a la normalidad”. Esa es la frase con la que colaboradores del futuro ministro de Industria definen la estrategia para desarmar el engorroso sistema de Impuestos Internos, dispuesto por Axel Kicillof, que grava la venta de autos.
El equipo de asesores de Francisco Cabrera tiene avanzado el proyecto para dar marcha atrás con una medida, aplicada a partir de enero de 2014, que provocó una suba de hasta un 100% en el precio de los vehículos de alta gama.
“La idea es retrotraer la situación a 2013″ explican.
Fue a fin de ese año que se aprobó una modificación de la ley que, en la práctica, significó elevar la alícuota de 10% de ese tributo a dos franjas de 30% y 50%. Para el primero de éstos, la modificación implicaba un aumento en los 0 km de casi 50% mientras que, en el segundo de los casos, la suba llegaba al 100%.
El objetivo buscado por Kicillof, ante la escasez de divisas, era frenar la compra de vehículos importados del segmento premium que, por la brecha del 60% entre el dólar oficial y el “blue”, funcionaba como un subsidio para los autos de lujo. Con ese “impuestazo”, las ventas se derrumbaron.
Hasta ahí todo parecía perfectamente estudiado pero surgió un inconveniente que no tuvo la mejor resolución. La base imponible para aplicar ese impuesto -que inicialmente fue fijada en $ 170.000 y $ 210.000, según la franja tributaria – fue quedando desactualizada por la inflación y provocó que a lo largo de 2014 muchos modelos que no estaban alcanzados por Internos comenzaran a pagar. A partir de entonces se fue corrigiendo la base imponible semestralmente pero no fue una solución. Este desorden de precios, más la devaluación de enero de ese año, hizo que el mercado pasara de 960.000 unidades en 2013 a 680.000 un año después.
Ahora, según los planes de los funcionarios macristas, es eliminar esa modificación de la ley y volver a la situación en la que los 0 km -a partir de un valor a determinar – paguen una alícuota de 10%. Esto implicaría que los vehículos afectados por este tributo bajarían de precio. En teoría, los que subieron hasta 100% pasarían a costar la mitad. Por ejemplo, un modelo de marca alemana que hoy cuesta u$s 120.000 (gravado con la alícuota más alta) pasaría a valer u$s 60.000. Claro que esta rebaja alteraría la escala de precios. Otros modelos de un segmento inferior quedarían a un valor cercano, por lo que dejarían de ser competitivos porque por una diferencia chica se podría saltar a un vehículo superior.
El 31 de diciembre próximo se vence la actualización de la base imponible fijada en julio y habría que renovarla o modificar la ley. El equipo de Cabrera planea aprovechar ese momento para que, a partir del 1 de enero, los autos vuelvan a pagar la alícuota del 10%.
Esta medida debe ser consensuada con el resto del equipo económico para evaluar el impacto fiscal y la necesidad de dólares que se demandarán teniendo en cuenta que la mayor parte de los 0 km son importados.
Desde lo fiscal no habría problema ya que los últimos dos años muestran que la recaudación no mejoró debido a que se perdieron ingresos por la caída de las ventas. Lo que se está pensando es cómo cubrir esa necesidad de dólares que implicará un incremento en la demanda de estos vehículos.
Autor: Horacio Alonso