Un auto que me impactó cuando lo vi en un puesto de diarios en la tapa de una Mecánica Popular. El auto? El musculoso Javelín de la American Motors Company.
Lo que sigue de la nota fue presentada por Alejandro Franco en Autos de Culto – Canal de Youtube en https://plus.google.com/+AutosdecultoAr2013/videos
La nota
Algunos dicen que fue el mas agresivo Pony Car de su generación; otros, que fue el ultimo destello de genialidad de la empresa que lo creó, antes de entrar en una aburrida meseta que la llevaría al cierre en 1987.
Como sea, lo cierto es que el AMC Javelin era un auto al que le resultaba imposible pasar desapercibido; y sus años de esplendor marcaron el inicio de una época de esperanza para su fabricante, deseos que nunca terminaron de concretarse como es debido.
Corría 1965 y la situación de la American Motors Company no era lo que se dice brillante. La empresa se había hecho un nicho en el mercado de coches compactos y económicos, pero la exclusividad del sector comenzó a resquebrajarse cuando, primero, ingresó la Volkswagen y su modelo Beetle y, después, cuando los grandes de Detroit comenzaron a probar suerte con sus propios coches económicos, léase el Chevrolet Corvair o el Ford Falcon. Esto puso en pánico a los directivos de la AMC, quienes vieron cómo las ventas de su eternamente redituable Rambler comenzaron a bajar de manera irremediable. La administración de la AMC entró en pánico, y decidió diferenciarse, descuidando los coches económicos que siempre la habían caracterizado, y embarcándose en una serie de modelos de lujo que nunca lograron convertirse en un éxito de ventas.
Era obvio que la gerencia de la AMC carecía de guía. Allí es cuando entró a jugar su papel Robert «Bobby» Evans, un millonario que venía del rubro maderero y que sentía que la American Motors tenía el potencial para salir de la sombra producida por los tres grandes de Detroit y convertirse en un gigante de la industria. Pero, para ello, se precisaba un gran éxito.
El primer indicio de que había un nuevo mercado para la AMC lo dió la presentación del Ford Mustang en 1964. La Ford arrasó en ventas durante los dos primeros años, con el Mustang solito sobrepasando en números a toda la producción combinada de la AMC. Había nacido el Pony Car, el auto deportivo para la clase media y, sobre todo, para una generación de treintañeros que deseaban algo mas divertido que un simple coche familiar.
En aquel momento el CEO de la AMC era Roy Abernethy, quien apuró la marcha de un modesto deportivo como para hacerle frente a la avalancha desatada por el Mustang. Pero el resultado final fue el Rambler Marlin, un auto demasiado feo y carente de personalidad como atraer multitudes. Se imponía un cambio, y por ello comenzaron a diseñar prototipos. El mismo Evans – a cargo del directorio – impuso la idea de crear un tour con los modelos, de manera de generar expectativas y recoger el feedback de la gente. La respuesta fue enormemente positiva – en especial, con las sugerencias de colores, pinturas y cromados para los nuevos coches -, y todo ello se combinó en los laboratorios de la AMC. Así fue como surgió el Javelin en 1967.
El nacimiento del Javelin no estuvo exento de problemas. El primero es que la AMC venía dando números rojos desde hacía dos años, razón por la cual Evans decidió dar un golpe de estado, volteando al veterano Abernethy y elevando a otros funcionarios de carrera – como Roy Chapin – a cargos directivos, gente que pensara como él y que estuviera convencida que la empresa requería un cambio de imagen de manera urgente. El otro era la necesidad de una agresiva campaña de marketing, que se sacudiera de encima la idea de la AMC como productora de aburridos autos familiares, y que sedujera a adolescentes y jovenes adultos con la idea de inminentes y poderosos productos de la compañía.
Pero la AMC tenía recursos limitados y, lo que era peor, estaba vinculada a una conservadora agencia de publicidad de Nueva York. Desatando una tormenta de ideas, los ejecutivos de la AMC llegaron a la conclusión que la mejor manera de fomentar al Javelin era metiéndolo en las carreras, una actividad a la cual los grandes fabricantes – a excepción de la GM – solían escapar, ya que representaba un constante drenaje de dinero. Y, para utilizar las competiciones como material publicitario, era necesario traer a creativos frescos de la publicidad.
Así es como enrolaron – con sus limitados 12 millones de dólares de presupuesto – a la gente de la Wells, Rich, Greene, Inc., los cuales venían anotando varios goles de media cancha como el colorido rebranding de la aerolínea Branniff y una exitosa campaña que había resucitado a la línea de digestivos Alka Seltzer.
Debuta el Javelin
El 31 de Agosto de 1967 el AMC Javelin fue presentado en sociedad. No era exactamente innovador – más para alguien que hubiera asistido al tour de prototipos que la AMC había montado un par de años antes -, pero tenía atractivo y garra. Llegaba con dos años de atraso a la fiesta de los pony cars, en donde ahora figuraba el Chevrolet Camaro además del líder del segmento, el clásico Ford Mustang. Tanto Evans como Chaplin dibujaron números modestos en las proyecciones de ventas, las cuales fueron satisfechas antes de lo previsto… aunque los distribuidores AMC pronto demostraron su falta de experiencia en la venta de pony cars.
En sí, el Javelin estaba ok para su segmento, sin ser ciertamente una maravilla mecánica. Sus frenos eran mediocres, consumía bastante combustible, tenía detalles de terminación, y su visibilidad de manejo no era la mejor del mundo. Por contra, el Javelin era más cómodo que el resto de los pony cars – poseía un baúl mas grande y cabían 4/5 personas cómodamente en su interior -. El primero año se vendieron 55.000 Javelins, lo cual excedió en un 40% las expectativas de venta de la directiva, y quienes ordenaron expandir la línea del modelo. Así fué como surgió el AMX, un Javelin recortado pensado para dos personas y con bastante potencia como para calificar como muscle car.
Pero los números comenzaron a mejorar cuando el Javelin entró en las carreras. No ganó ninguna en la temporada 1968, pero terminó segundo en seis de las doce competiciones, una perfomance excepcional si se consideran los limitados recursos de dinero y tiempo con los que contó la AMC para preparar su equipo.
Lamentablemente 1969 marcaría el comienzo del declive del mercado de los pony cars. El AMX – que comenzó con 5.000 unidades – subió a 8.000, pero el Javelín perdió el 20% de sus ventas. No era un fenómeno aislado: las ventas del Mustang cayeron también otro 20% ese mismo año, e incluso el Chevrolet Camaro se derrumbó un 30%. Para colmo, la perfomance de AMC en las carreras devino en desastre, principalmente porque el equipo de conductores fue seducido por otra marca y los pilotos que aparecieron para reemplazarlos carecían del talento necesario para obtener las victorias tan deseadas.
Para 1970 las actuaciones del Javelin en las carreras distaban mucho de ser memorables, y se estaban convirtiendo en una fuga constante de dinero.
En 1971 el Javelin recibió su mayor lavado de cara: un rediseño que lo acercaba al Mustang Mach 1. Un motor mejorado permitió que el auto obtuviera sus primeras victorias – y el campeonato – en la categoría Trans Am en ese mismo año. Pero dichas victorias supusieron el canto del cisne para la AMC: la gente de Trans Am cambió las reglas y los Javelin quedaron fuera de los nuevos estandares impuestos. A esto se sumó la crisis del petróleo, la suba de precios del combustible, y las nuevas normas sobre emisión de gases. 1974 sería el año final de producción del honorable Javelin, con cerca de 23.000 unidades vendidas, a las que se sumaron otras 5.000 de la edición final del AMX.
Como una flecha roja que deja su trazado en los vientos del tiempo, así lo hizo el Javelin, un pony car independiente que salió con modestia a hacerle frente a los deportivos de las grandes marcas y logró hacerse un hueco en la memoria de los fans, quienes continúan adorándolo como lo que es: una fiera dispuesta a pulverizar el pavimento bajo la potencia de su indomable motor V8.